Pesadilla

Llevo ya dos noches intranquila. Despierto empapada en sudor, con el corazón desbocado. Recuerdo hasta el más mínimo detalle y eso me atormenta.
Las imágenes no paran de girar en mi cabeza taladrándome por dentro. Intento distraerme, huir de esa sensación extraña que se ha apoderado de mi.
Trato de olvidar y pienso para mi: es solo un mal sueño sin importancia. Una pesadilla. Pero no logro evadirme de esa estampa que me atormenta.
Ya no es la primera vez que tengo esa clase de sueños y me preocupo aún más.

¿Serán esta vez ensoñaciones de aquella desgracia?. Se habrán grabado en mi mente recuerdos de esa triste noticia y años después brota como la espuma en el mar los días de tormenta.
Estoy confusa y eso da a mi mente el permiso para seguir navegando entre las olas.
Y si esta vez también es un aviso? La ultima vez pensé que aquel otro sueño había sido una pobre imaginación de mi mente aturdida.

No le dije nada a nadie. Me tomarían por loca. Pero no, al final tristemente ocurrió. Fue mucho más leve que en mi sueño pero durante interminables noches fui incapaz de poder dormir. Me preguntaba ¿Cómo era posible? ¿Cómo mi mente había sido capaz de adelantarse a los hechos?. Una coincidencia. Posible. Pero no daba más que lugar a un debate interno en mi ser.

Ya han pasado dos noches. Dos noches donde el agua desaparece ante mis ojos incrédulos. Tragada hasta donde el horizonte se funde con el mar. Un horizonte seco donde los peces luchan por sobrevivir fuera del agua. Esa sensación de que algo malo va a pasarnos. Grito desesperada que nos tenemos que ir ,que algo malo viene.
Nadie me hace caso.

Grito más fuerte.

Nadie me hace caso , me llaman loca.

Sigo gritando desesperada.

No logro nada.

Emprendo la huida.

Corro y corro. Las piernas casi no me responden. No paro de ver hacia atrás esperando que todos me hagan caso y abandonen la playa.

Un ruido ensordecedor se acerca. Escucho en la lejanía sus gritos. Veo hacia atrás y mi pesadilla se cumple. En el horizonte aparece el agua. Un bloque duro de dimensiones escalofriantes. Una ola tan grande que es imposible ver donde acaba.

Sigo corriendo con el corazón encogido. Logro ponerme a salvo pero ante mis ojos la ola se los traga a todos. Todo mi pueblo desaparece ante mi.

Estoy sola en la cima de la montaña y empiezo a llorar. No puedo parar. Lloro y lloro. Me pregunto ¿Por qué no me han hecho caso? ¿Por qué tuvieron que quedarse quietos viendo como el mar desaparecía?.

Un grito, que me desgarra por dentro, sale de las profundidades de mi ser. Ya no queda nada. Ya no hay nadie.
Despierto empapada en sudor, con el corazón desbocado. Recuerdo hasta el más mínimo detalle y eso me atormenta.