Pesadilla: Tras la puerta.

Era un sábado por la noche. Después de salir con mis amigos por la ciudad volvemos de regreso a casa. Un amigo y yo estamos solos en el coche. Charlamos amablemente y me deja en el portal de mi casa. Espera a que abra el portal y lo cierre. Me despido de él saludándolo con mi mano.

Me dirijo a la puerta de mi casa. Las luces de la cocina están encendidas y eso me extraña. Sacó las llaves para abrir la puerta. En cuanto las tengo en mis manos me fijo en el pomo de la puerta. Me quedo aterrorizada cuando veo que está manchado de sangre. Veo tras el cristal una sombra negra en la cocina. Asustada me dirijo al portal por si puedo ver a alguien para pedir ayuda.

No hay nadie fuera e intento gritar. No sale ni un solo sonido de mi boca. Ninguno. Intento gritar más y más fuerte pero no logro hablar.

Temblando abro poco a poco la puerta con miedo de que esa extraña sombra que he visto venga a por mi. La cocina está llena de sangre. Huellas ensangrentadas por toda la pared. Tiemblo de miedo y cojo un cuchillo que no hace más que temblar entre mis manos. Con sumo cuidado y sin hacer ruido voy entrando poco a poco en mi casa.

Logro escuchar como alguien sube las escaleras que llevan al desván. Cada vez estoy más aterrada y no logro caminar. Trago un poco de saliva y me dirijo primero al cuarto de mi hermano pequeño. Una escena dantesca se asoma tras la puerta. Mi hermano yace muerto en el suelo. Alrededor de él un gran charco de sangre. Sé que está muerto porque ya no tiene color. Me acerco siempre viendo hacia atrás por si viene a por mi. Según me acerco me doy cuenta de que ha sido apuñalado por la espalda.

Toda la sangre que hay en la habitación me describe una lucha. Cuando me acerco más compruebo horrorizada como le han disparado en la cabeza. Siento nauseas. Me tiembla cada vez más el cuerpo. Veo como esos ojos opacos se quedan fijos en mi. Salgo corriendo de la habitación. Intento no llorar pues podría escucharme. Tapo mi boca con fuerza para no llorar a voz en grito. Sigo por el pasillo y entro en esta ocasión en la habitación de mi madre. Ella también esta muerta. Tiene un disparo en el pecho y las sábanas están llenas de sangre. Un gran charco de sangre cubre toda la alfombra.

Estoy cada vez más y más asustada. Intento no llorar. Me ahogo, me tiembla el cuerpo y siento un vertigo horroroso.

Voy hacia la habitación de mi abuela. Ella esta también muerta pero tapada con las sábanas. No me atrevo a retirarlas por miedo a ver una escena aún peor.

Oigo un ruido que procede del desván. Me armo de valor y subo con el cuchillo las escaleras. Dispuesta a enfrentarme a aquel que me ha arrebatado a mi familia. El odio fluye por mi cuerpo. Subo despacio.

Cuando estoy arriba veo una figura en la oscuridad. Según me acerco grito.

-No te tengo miedo cabrón!! Ven a por mi si te atreves!!!

Nada. No responde. Cuando estoy más cerca me doy cuenta de que su cuerpo parece suspendido en el aire y que la sangre corre por su pierna hacia el suelo. Según me acerco logro por fin ver su rostro.

No lo podía creer. Como había sido capaz de tal masacre!!!

Mi padre había matado a toda la familia y después se había pegado un tiro en la cabeza, no sin antes subirse a una silla para ahorcarse en caso de que no pudiera pretar el gatillo. Empiezo a gritar cada vez más y más fuerte.

-POR QUÉ!! POR QUÉ NO HE VENIDO ANTES!!! POR QUÉ!!!. Bajo las escaleras y me dirijo a la puerta. Veo ante mi multitud de gente, policía, guardia civil, ambulancias. Estoy empapada en sangre y todos me preguntan que ha pasado. Me quedo totalmente ausente. Veo como la policía y los guardias civiles entran en mi casa. Se oyen en su interior gritos y un policía sale con la cara desencajada y se me acerca.

-Niña como has podido ver eso. Es una escena horrible. ¿Estas bien? ¿Me oyes?

El hombre me tambalea pero sigo con la mirado fija en ningún sitio. Escucho a mis vecinos destrozados por tal barbarie.

Un guadia civil se me acerca y me dice:

-Te has librado por poco. Tu también hubieses muerto.

Hablan entre ellos y ven fijamente para mi. Veo ante mis ojos como poco a poco sacan los cadáveres de mi familia uno por uno. Una de mis vecinas salta el cerco policial y me abraza. Su hija también viene hacia mi. Comienzo a llorar desconsolada y no puedo parar. Me desmayo y ya no recuerdo más.